En el vertiginoso mundo de la inteligencia artificial en el sector salud, la pregunta clave es: ¿Qué camino regulatorio debemos seguir?
Mientras que las normativas rígidas (hard law) ofrecen un marco legal sólido y obligatorio para proteger a los pacientes, su inflexibilidad puede frenar la innovación. Por otro lado, los enfoques más flexibles como directrices éticas (soft law) permiten una rápida adaptación a nuevas tecnologías, pero su falta de obligatoriedad puede llevar a una aplicación inconsistente.
Nuestra investigadora Paula Kohan, abogada y especialista en esta temática, propone que pensemos en un enfoque híbrido: esquema regulatorio que combine la rigidez del hard law con la adaptabilidad del soft law. ¿Cómo sería? ¿Qué ventajas tiene? Estas son algunos aspectos claves:
- Protección y Seguridad: Los principios éticos intocables, como la transparencia y la equidad, deben estar garantizados por una legislación firme.
- Adaptabilidad: Las agencias reguladoras pueden actualizar y ajustar las normativas técnicas rápidamente, manteniendo el ritmo con la innovación tecnológica.
- Innovación Responsable: Se fomenta una cultura de constante mejora e innovación, asegurando que la IA se utilice de manera segura y efectiva.
Desde el CLIAS/CIIPS/IECS creemos que el futuro de la regulación de IA en salud debe ser flexible y adaptativo, combinando la fortaleza del hard law con la agilidad del soft law. Este enfoque híbrido no solo promoverá la innovación, sino que también garantizará la seguridad y el bienestar de los pacientes. Es hora de abrazar un marco regulatorio que evolucione al ritmo de la tecnología.